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¡¡¡Oh, televisión!!! sinónimo de vicio o de referente ocioso del que, a veces, ni para ir a hacer "pis" te lograbas despegar.

 

Sí, lograr, en pretérito, porque si algo podemos observar es que esta idea ha quedado atrás. Ahora, pobrecita, ni siquiera la volteamos a ver.

 

Algunas encuestas refieren que la mayoría de los mexicanos checamos el celular (léase redes sociales) mientras “vemos” la tele. ¡¿¡Cómo?!?! Así es. Ya ni para ver la lágrima y el moco telenovelero; hoy en día se trata de pasar o recibir vidas en lo que dura el comercial para ¡lograr desaparecer las avellanas!

El asunto es, estimad@-quien-lea-esto, que hemos dejado de ser televidentes y ahora somos “consumidores multimedia”, el mercado y las televisoras saben que ya no somos tan tolerantes ante los siete minutotes de comerciales... porque tenemos otras opciones. Las series ya se descargan y se ven temporadas completas en un fin de semana largo; las películas, igual, aunque haya quienes todavía disfrutan la magia del dvd y del blu-ray (debería incluir acá el signito de copyright... ¡ba!). Y las vejigas han dejado de sufrir por ese botoncillo de pausa, sobra decir.

 

Es un cambio generacional, y a quien no le guste... pues la va a tener difícil, ¡muy! El impacto del más reciente supertazón gringo (mmm, creo que no existe otro, ¿cierto?) se midió no sólo en rating, también en tweets; la telenovela brasileña que se transmite en el canal 13 causó furor en su país de origen, a grado tal que su último capítulo llevó varios trending topics propios a la lista internacional de “lo más comentado”. Sí, en este mundo viven casi 200 millones de brasileiros, pero ¡éste no es el punto! El internet llegó para quedarse y para abrir perspectivas que antes resultaban imposibles. House of Cards (adaptación de la original), Orange is the new black, son series producidas para descargar; el día de su estreno la temporada completa está disponible, toda ella. Es por esto que la discusión ya no se centra tanto en el apagón de la señal analógica, sino en los precios y la calidad del servicio de internet en los hogares mexicanos.

 

Raúl Velasco y sus domingos hoy parecen irrepetibles, frente a una población que poco a poco deja de ser fiel a caras, comentarios, actuaciones que se añejan (como todos), pero que resultan avinagrados (no como todos).

La tele necesita nuevas energías, necesita más experimentos locos y, posiblemente, un poco descuidados, como el 22, transmitiendo y haciendo análisis de los juegos de invierno en Sochi. Quienes disfrutamos el tiempo frente a la pantalla nos alejamos de ella por las consabidas y eternas inclusiones comerciales ¡a la mitad del programa!, por el poco respeto que nos tienen al repetir Mi cita con la hija del presidente por enésima vez, porque la telenovela de las 21:00 horas de ahorita es más predecible que la Cenicienta y porque no reflejan nuestra realidad ni un poquitito, ni qué decir de los estadios de fútbol con publicidad hasta en la red de la portería o anunciando el marcador final.

 

Así que sigamos analizando nuestras opciones, convirtámonos en consumidores exigentes (muuucho más exigentes, si me preguntan) y decidamos que a veces para mejorar es necesario decir “no me gusta” y hasta apagar la televisión. Para que los que están del otro lado entiendan que incluso para retacarnos de publicidad se necesita creatividad, que sí nos percatamos de sus maldades y que cada vez es más difícil que un jingle o un anuncio nos impacte. ¡Televisión 2.0, así la bautizamos!

#BocaEscenaPalOcio

#TVPalOcio

 

Por: Elif

TV Sinónimo de Vicio

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