

El cielo y el infierno afuera de la cancha
Es el deporte nacional, aunque amemos/odiemos al América. Está en boca de todos, ya sea para autoconvertirnos en “la botana” de todo aquél que pase frente a nosotros y se entere (porque nuestro equipo va en el fondo de la tabla de clasificación a la liguilla) o para celebrar cualquier logro de oficina “porque somos campeones”, ¿o no?
El fútbol es a México lo que la grasa a los tacos: podríamos vivir sin él, pero la vida nos sabe mejor y nos imprime tal energía... que preferimos vivirlo y sobrellevarlo que omitir su presencia.Hasta aquí todo parecería una cuestión emotiva sobre amores y enemistades entre equipos, pero a últimas fechas el balonpié ha llegado a los titulares de noticias y chismes porque la violencia que estalla en los estadios (y sus alrededores) ahuyenta a los fanáticos oficiales que conocen su rol en este juego: gritar y volverse locos, sí, pero sólo en el estadio y durante el juego.
La situación
Más allá de anuncio de comentarista deportivo, el fútbol se vive con pasión y con ella se defiende. El asistir a los estadios, con amigos o con familiares, como plan de fin de semana o de “miércoles loco solo-una-vez-en-mi-vida” es una experiencia que todos debemos vivir aunque sea ¡una sola vez en la vida!
La transmisión de los partidos por televisión, señoras y señores, sigue representando 90 minutotes de muy buen rating para las televisoras y para el Sr. Slim (aunque no lo quieran en la foto, ya está ahí). Sí sí, todos podríamos quejarnos de la publicidad que “inunda” la pantalla, los minutos de corte comercial, la leche que hasta en los uniformes me quieren vender, lo cierto es que ya viéndolo como espectáculo, el fut es uno de los más importantes y de los que más dinero genera y representa.
¿No me creen? Suficiente es investigar, más o menos, cuánto gana el futbolista estrella de un equipo (normal, tampoco estamos hablando de los más famosos) al mes... supera el salario mínimo, ¡eh! Y por mucho.
Pero todo el plan loco de miércoles o el de vivir un clásico se va al caño cuando sabemos de los desubicados hinchas que hasta golpean a las porras del equipo contrario, que lanzan petardos (...cuando la pipí ya es cosa sencilla, carambas!! estos tiempos!!) e incluso patean y torretean policías que parecieran malentrenados y malagrupados en un estadio porque su equipo va perdiendo.
Los protagonistas
Entendamos que los jugadores están trabajando, si la jugada no resulta o el gol no llega es porque les falta preparación en equipo: algo que es parte de su trabajo. O tal vez les falta guía de su capitán o de su entrenador: también es parte de su trabajo. O les duele la panza y aún así tuvieron que salir a jugar: parte de su trabajo.
Pensemos en los días que nosotros mismos hablamos a la jefa o jefe para disculparnos por no llegar, por llegar tarde, por no haber terminado algo. Es muy común, los mexicanos, mi más sentido auto-pésame, no somos los mejores trabajadores ni los más productivos. Así que basta de tomar todo a la tremenda con el fútbol y entendamos que ellos ESTÁN TRABAJANDO.
Si queremos una alineación tipo Barça, percatémonos que en el Barcelona se da un coctel interesante donde confluyen muchas nacionalidades y muchas mentalidades. Ni el Bayern, con un muy buen número de jugadores alemanes, es perfecto, así que “Es tut mir Leid!”
Sugerencia de plan a seguir
Para los espectadores, nosotros, se trata de un pasatiempo. Así que adoptemos nuestra posición de “entrenador de sofá” y gritemos a la pantalla, a los amigos o al perro dentro del lapso en que el árbitro esté ciorriendo como loco. Dejemos de lado el fanatismo extremo y enfermizo que denota una sociedad con carencias económicas (personas sin empleo y con mucho tiempo ocioso) y educativas (¿neta? ¿debo explicar esto?) y disfrutemos del chou!
Si nos aventuramos a ir al estadio: disfrutemos la cerveza con este calor primaveral, se vale comprar la garnacha previa o la botana durante el juego, el banderín o la playera. Se vale gritar y mentar madres, es parte de nuestro rol como espectadores, pero observemos que hasta el policía que cuida la entrada al baño sólo está trabajando. Respetémonos al “respetar” las opiniones y gustos de otros, respetémonos al no permitir que un estadio se convierta en un lugar cuasi-exclusivo de algunos malandros, porque si esto continúa llegarán en un futuro a “exigir su lugar” y nosotros... nos quedaremos con las manos vacías y los corazones “menos grasosos” pero destrozados.

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Por: Elif