El internet distribuye todo, desde pasiones y fracturas sospechosamente “presidenciales”, hasta el video del arresto de Justin Bieber (sí, lo he mencionado).

 

Es un servicio que llega a cualquier rincón del mundo; de hecho, a casi todos los rincones descubiertos que existen.

Hasta aquí todo bien. El PROBLEMA, con mayúsculas, es su contenido. Y ya siendo exigentes, buen contenido.

Este videillo que lleva circulando cosa de días ha atraído a más de 49 millones de personas... y contando. Una propuesta de Tatia Pilieva sobre uno de los momentos clave, más románticos, más importantes de nuestras vidas: ¡el primer beso!

¿Por qué hay que verlo y re-verlo? Porque nos muestra cómo nos vemos, cómo somos y casi casi cómo se siente.

Porque en unos segundos se ven encuentros coquetos y besos realistas, con ojos cerrados y corazones dispuestos a experimentar.

Porque la música (de Soko) es perfecta, ella misma se presta a los besos semi-robados (con completa venia de la víctima).

Porque se trata de una de las lindas partes de la humanidad, se trata de energías, de saludos previos, de besos cortos o largos, con nombre de por medio o con un formal (¡ja!) saludo de mano.

 

Permítase sonreír, lector o lectora, frente a la pantalla, como todos quienes hemos disfrutado de esta revitalizante propuesta. ¡¡Muak!!! ¿Qué importa que todo sea parte de una campaña para lanzar la “nueva temporada” de una marca de ropa que, por cierto, no se distribuye a gran escala en México? Lo relevante acá es disfrutar el experimento, aprender de él y proponer (como sociedad o individuo) cosas interesantes para este universo del internet. Ahora mismo ya existen réplicas de este experimento: primeros abrazos, besos gays, o “primeras vistas”.

Podemos observar al gobierno finlandés lanzando su campaña turística de “Conoce a un finlandés”, también podemos ver la reacción de homofóbicos frente a gays compartiendo un abrazo, con palabras directas y gestos cuasi anti-brujería (así como lo lees), o a simples personas que se besan y abrazan, se presentan o no, sin importar preferencias o vestimentas.