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Lo recomendable....

Con gusto fui a ver esta obra para escuchar el un poco olvidado texto de Molière. Siendo honesto, con la única pretensión que iba al Teatro Helénico era esa, escuchar el texto. Ya la puesta en escena, la dirección, la propuesta de espacio o incluso las actuaciones pasarían a segundo término. Me llevé una grata sorpresa al ver que todos los elementos antes mencionados ocuparon mi atención casi a la par que el interés de inicio. De entrada me parece que es un acierto que hayan decidido tomar este texto de Molière para intentar hacer reflexionar al espectador acerca de la intolerancia inherente al ser humano, de aquélla época y de hoy en día. Bravo productores! Bravo Carmina Narro! Un texto tan crítico al ser humano y su sociedad, es bueno verlo y escucharlo en estos tiempos, por lo menos así de explícito y directo, donde no hay lugar a dudas o riesgo a encontrar diferentes líneas discursivas. No, Molière es directo y claro de lo que quiere decir y a quién se lo quiere decir. Aunque claro, siendo un texto tan discursivo  corre el riesgo de ser "pesado", largo y hasta cierto punto "aburrido" para nosotros los mortales del siglo XXI que estamos acostumbrados a la rapidez y lo mediático. Entiendo el riesgo y lo respeto, pero señores, es Molière! y por mucha adaptación creo labor titánica reducir su texto a una hora. Más vale escribir otra. 

Por: Gerardo Samaniego

 

En cuanto al espacio escénico es bastante sencillo, más no minimal. Tiene los elementos necesarios para evocar al mundo "molieresco" como, piso en mármol, cortinas en terciopelo rojo y esos grandes cuadros enmarcados en oro viejo. Me parece que la escenografía y el diseño de vestuario aportan justo los detalles que hacen ver delante de ti un "algo", un "no sé qué" de Molière. Hablando de vestuario, el diseño de La Pájara (Adriana Olivera) es grande, conserva esos elementos grandilocuentes del siglo XVII pero trasladados perfectamente al siglo XXI. Me parece que cada actor está muy bien medido y cuidado, sobre todo su protagonista femenina que se ve espectacularmente hermosa. Así, por supuesto que Celimena tendría tantos pretendientes. Con Celimena hay algo que me distrajo un poco y es un asunto de dirección. Está dirigida para que todo el tiempo observes y admires su "derrière", lo cual no sé qué tan conveniente sea. Puedo intentar entender el objetivo, pero no termino de llegar por pensar justo en su "derrière", ¿me explico? Sin duda, David Olguín es un hombre de teatro y sabe su oficio. Al parecer funciona esta fórmula de poner caras nuevas (lo cual se agradece) al lado de caras más conocidas. Lo cual no quiere decir que necesariamente los unos son más sólidos o menos sólidos que los otros, y viceversa. En general el trabajo actoral es riguroso y homogéneo. El trabajo menos afortunado, desde mi punto de vista, fue el diseño sonoro. Me parece que no termina de cumplir con los elementos arriba mencionados para ensamblarse con todo lo discursivo y visual del espacio y vestuario. Tal vez era otra cosa distinta, no lo identifiqué.

En definitiva, regálate la experiencia de escuchar y ver a un Molière. Siempre refresca la comedia puntual o el drama crítico de este autor, después de ver tanta "papaya cósmica" o tanta "vanalidad" en el teatro.

EL MISÁNTROPO O EL VIOLENTO ENAMORADO se presenta de jueves a domingo en el Teatro Helénico, con las actuaciones de David Hevia, Silvia Navarro, Sergio Zurita, Andrés Montiel, Marcela Ayala, Judith Inda, Abraham Jurado, Héctor Iván González, Óscar Serrano Cotán y Ricardo Rodríguez. Dirección de David Olguín.

#BocaEscenaPalOcio

#DesdeLaButaK

#ElPrincipioDeArquímedes

 

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